El Yin Yoga es una práctica lenta de asanas donde la mayoría de los movimientos se realizan en el suelo.
Las posturas se mantienen de forma pasiva durante un largo periodo de tiempo, que puede oscilar entre uno y ocho minutos, con lo que se consigue un nivel de estiramiento muy amplio acompañado de relajación, lo que resulta en una inmensa calma física y mental.

Con este mantenimiento de las posturas característico del yin yoga, en el que se trata de dejar que la gravedad actúe sobre el cuerpo, los estiramientos llegan hasta las capas más profundas del cuerpo, movilizando el tejido conectivo de los ligamentos y las articulaciones. Se trata de un yoga restaurativo que nos permitirá terminar la sesión con una sensación de ‘gozo’.